
Y es que parece que en las canchas de la NBA se vuelve a temer el poderío físico del enorme "center", un jugador capaz de provocar auténtico pánico entre sus rivales.
Aaron Brooks, un pequeño base de los Rockets (pesa la mitad que O'Neal) vivio en sus propias carnes ese miedo en la comentada tangana. El joven director de juego explicó tras el partido que lo único que pensaba en ese momento era "en cómo salir de ahí".
Algo similar debió pensar Rodney Stuckey cuando vio que Shaq se le echaba encima. El propio Shaq, que atribuyó la falta sobre el joven base a "la leyes de la física", no dudo en asegurar que Stuckey "se chocó contra la pared de ladrillo".
Ahora más que nunca, los recién llegados a la Liga se lo pensarán dos veces antes de acercarse a Shaquille O'Neal...
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