El base español José Manuel Calderón sigue con problemas físicos y los rivales de los Toronto Raptors no lo han pasado por alto. Ante la debilidad de la franquicia canadiense en el puesto de "point guard", el técnico del equipo, Sam Mitchell, se está viendo obligado a mantener en cancha a Calderón muchos minutos pese a sus molestias.

Ante este panorama, los equipos que se enfrentan a los Raptors no dudan a la hora de plantear su estrategia: atacar directamente al base extremeño. Los problemas físicos de Calderón provocan que éste no pueda rendir a su habitual nivel en defensa, y Sam Mitchell es consciente de ello.

Ante el bajo nivel de los suplentes del español (Solomon y Ukic), Mitchell parece decidido a seguir apostando por un Calderón renqueante, e incluso ha programado una sesión de vídeo con la intención de mejorar la defensa colectiva del equipo y así ayudar al extremeño en esta tarea.

Esta temporada, Calderón promedia 37 minutos de juego por partido y 9,4 asistencias por choque. Preguntado por este asunto, un scout de la Conferencia Este afirma que, si él fuera Sam Mitchell, "Calderón jugaría 40 minutos, porque sus suplentes no han demostrado que merezcan estar en la NBA".

Calderón, inmerso en una lucha mediática por llegar al All-Star, deberá mantener su sensacional nivel si quiere levantar a los Raptors, actualmente sumidos en una peligrosa crisis que hace peligrar el puesto de Sam Mitchell. Sus recambios no han mostrado mucho desarrollo, si bien Roko Leni Ukic es un jugador joven que, poco a poco, debería ir adaptándose al puesto de base en la NBA.

Segunda multa de la temporada para el gran Shaquille O'Neal. El pívot de los Phoenix Suns ha recibido una amonestación de 25.000 dólares por la falta que cometió sobre Rodney Stuckey, escolta de los Pistons, apenas unos días después de que la NBA le multase con otros 35.000 dólares por su participación en la pelea en el choque ante los Houston Rockets.

Y es que parece que en las canchas de la NBA se vuelve a temer el poderío físico del enorme "center", un jugador capaz de provocar auténtico pánico entre sus rivales.

Aaron Brooks, un pequeño base de los Rockets (pesa la mitad que O'Neal) vivio en sus propias carnes ese miedo en la comentada tangana. El joven director de juego explicó tras el partido que lo único que pensaba en ese momento era "en cómo salir de ahí".

Algo similar debió pensar Rodney Stuckey cuando vio que Shaq se le echaba encima. El propio Shaq, que atribuyó la falta sobre el joven base a "la leyes de la física", no dudo en asegurar que Stuckey "se chocó contra la pared de ladrillo".

Ahora más que nunca, los recién llegados a la Liga se lo pensarán dos veces antes de acercarse a Shaquille O'Neal...

El Partizan de Belgrado, con dos victorias y una derrota, se ha convertido en una de las sorpresas agradables de la Euroliga. Después de caer en la primera jornada ante el Efes Pilsen, en un apretadísimo 61-60, los serbios han encadenado dos triunfos seguidos, ante el Real Madrid y el AJ Milano, y ambos han tenido lugar en su feudo, la Sala Pionir.

Este recinto, con capacidad para 7.000 espectadores, se convierte en una olla a presión cada vez que juega el Partizan. Un ambiente espectacular que provoca que a más de un jugador se le encoja el brazo en los momentos decisivos de los choques que allí se disputan.

En el último choque, ante el AJ Milano, los aficionados tuvieron buena parte de culpa en el triunfo de los balcánicos. Si queréis comprobarlo, no os perdáis el vídeo con los últimos dos minutos del choque, en el que los 7.000 ardientes seguidores del Partizan crean una atmósfera impresionante.

Este verano, Steve Nash reconoció que jugaba al fútbol para mantenerse en forma. La idea debió gustar a Kevin Garnett, que poco a poco se fue interesando por este deporte gracias a los vídeos de Ronaldinho que veía en Youtube. El ala-pívot de los Celtics fue invitado a participar en algunos partidos benéficos con jugadores como Barbosa, el propio Nash, Baron Davis o el francés Thierry Henry, pero rechazó porque no quería jugar de portero.

Entonces, Kevin Garnett decidió hacerse un campo de fútbol en su propia casa, en Minnesota, donde de vez en cuando juega con sus amigos. KG reconoce que no tiene "la habilidad de un delantero", pero que le gusta tener "la libertad de no sólo pasar el balón, sino también tirar a puerta". Lo que sí tiene claro es que aún no está al nivel de Nash: "Él sabe darle efecto al balón y todas esas cosas. Yo sólo soy un aficionado y, cuando tengo que ponerme en forma, me voy con mis amigos a jugar al patio".

Ahora que su ídolo Ronaldinho está en el Milan, Garnett se ha prometido a si mismo ir a ver un partido de la Serie A esta temporada, e incluso pretender ir a ver el Mundial de 2010 en Sudáfrica.